viernes, 22 de junio de 2012

Las Malas Hierbas

Les Herbes Folles
Alain Resnais, 2009


Alain Resnais es uno de los grandes directores franceses que iniciaron su carrera con el movimiento de la Nouvelle Vague y, todavía hoy, siguen demostrando que su energía creadora no se ha diluido con el paso del tiempo. A sus noventa años, el director de obras tan importantes como Hiroshima mon amour (1959), Noche y niebla (1955) o El año pasado en Marienbad (1961) está en plena forma y este año ha presentado su última película, Vous n'avez encore rien vu (2012), en el festival de Cannes. 

Con la película que nos ocupa Resnais recupera el tono teatral y de estética colorista de su última etapa para contarnos una historia que, bajo la apariencia de vodevil intrascendente, esconde una honda reflexión sobre la naturaleza humana. George es un hombre maduro que bajo un aspecto apacible y sensato, esconde un remolino de impulsos y deseos que surgen a la superficie a raíz de un pequeño incidente sin importancia. Marguerite sufre un atraco en plena calle y su cartera queda abandonada en un parking parisino. Allí la encuentra George que la llevará a una comisaría de policía. George, llevado por la curiosidad, consigue los datos de Marguerite y empieza a llamarla. Las convenciones sociales y los buenos modales dan paso a una persecución obsesiva por parte de George que derivará en situaciones extravagantes y donde quedarán a la vista los rasgos más tétricos y perturbadores del alma humana. El contraste entre el fondo y la forma de la película pretende subrayar la hipocresía de una sociedad organizada bajo una serie de leyes y convenciones que reprimen unos impulsos que, por muchas máscaras que se impongan, nunca desaparecerán.






martes, 12 de junio de 2012

Días Extraños

Strange Days
Kathryn Bigelow, 1995





La carrera de la directora californiana Kathryn Bigelow tiene algunos éxitos dignos de tener en cuenta como el entretenido thriller surfero Le llaman Bodhi (Point Break, 1991) o, la más reciente y triunfadora en los Oscar, En Tierra Hostil (The Hurt Locker, 2008). Sin embargo, también hay otros intentos más olvidables, como es el caso de este insulso thriller futurista. Con guión del que fuera su marido, James Cameron, la historia se centra en un buscavidas interpretado por un melenitas Ralph Fiennes que negocia con grabaciones reales de emociones fuertes, como por ejemplo atracos o sexo con mujeres voluptuosas. Estas películas son grabadas con un aparato que permite registrar no sólo las imágenes y los sonidos, sino también las emociones de los protagonistas del, por así decirlo, documental. Las cosas se complican cuando el protagonista visiona la violación y asesinato de una amiga suya y decide investigarlo. No puedo contar mucho más, porque me aburrí tanto como para no terminarla.

miércoles, 6 de junio de 2012

Declaración de Guerra

La guerre est déclarée
Valérie Donzelli, 2011

Con los tiempos que corren a poca gente le apetece ver dramas con historias trágicas, bastante negro está el panorama real. De ahí que últimamente se haya asentado en las salas un cine más escapista, basado en ficciones que transcurren en mundos imaginarios, personajes con superpoderes que todo lo pueden arreglar o cuentos de final feliz. Por otro lado, los dramas que se hacen un hueco entre tanta fantasía suelen buscar el sentimentalismo fácil para provocar emociones lacrimosas en el público, o bien abusan del tono pesimista y tristón que no abre ninguna puerta a la esperanza. Pero tanto una como otra, son opciones artificiosas, que al fin y al cabo no reflejan la complejidad de la realidad. Esta película no cae en ninguna de estas trampas, a pesar de la tragedia a la que tienen que enfrentarse los protagonistas, y consigue evitar tanto el sentimentalismo barato como la desesperación. 

 
Una pareja joven tiene un hijo al que le diagnostican un cáncer cerebral. El golpe inicial de la noticia da paso a una vorágine de visitas a médicos, noches sin dormir en hospitales, incógnitas y miedos. Pero fundamentalmente hay una voluntad de salir adelante, de aceptar una situación difícil y luchar sin renunciar a la felicidad. Este positivismo no surge de ningún tipo de moralina o intención aleccionadora de sus autores, sino de la querencia de contar una historia lo más cerca posible de lo vivido por los dos responsables de la película, la directora Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm, pareja en la pantalla y en la vida real que, además de actuar, también son los guionistas. La emoción que fluye a lo largo de la película parte de una honestidad sin pretensiones, que desarma al espectador y le permite conectar con unos personajes reales y cercanos.