sábado, 20 de agosto de 2011

Walk the Line

James Mangold, 2004.

Basándose en la autobiografía de Johnny Cash, el director de las más recientes y mediocres 3:10 to Yuma (2007) y Knight and Day (2010) construye un biopic sobre uno de los grandes cantantes americanos. A pesar de un cierto convencionalismo a la hora de retratar la vida del artista, con las típicas escenas sobre la dura infancia del protagonista, de familia pobre y maltratado por su padre, la obra despliega una sinceridad cruda y desarmante y muestra sin pudor las aristas de un personaje tierno y romántico en ocasiones, ingenuo y autodestructivo en otras. Su voz desgarrada y surgida desde una desesperación abisal arrastra al éxito a una persona que no está preparada para ello. Johnny se torna un adicto de las anfetas y del alcohol y su matrimonio se rompe. Sólo el amor que siente por June Carter podrá sacarlo del agujero en el que él mismo se mete. Pero la relación con la cantante de country es ambigua. Por un lado, es evidente la química y la complicidad entre ellos, pero por otro lado June, casada también, evita el escándalo. La perseverancia de Johnny por este amor es emotiva y le convierte en un ser vulnerable, pero extraordinariamente pasional. 

La actuación de un Joaquin Phoenix en estado de gracia mereció una nominación a los oscar. Si a eso añadimos una banda sonora estupenda, es difícil no disfrutar de la película. 


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