miércoles, 29 de diciembre de 2010

Lo mejor del 2010

Esta es la lista de las diez películas que más me han gustado este año por orden de preferencia. Evidentemente he visto una parte reducida de las que se han estrenado, así que muchos otros títulos podrían estar aquí. Espero que vuestros comentarios sirvan de contrapunto a mi reducida perspectiva.

  1. Copie Conforme (Abbas Kiarostami)
  2. Two Lovers (James Gray) 
  3. The Social Network (David Fincher)
  4. Alle Anderen (Entre Nosotros, Maren Ade)                  
  5. A Serious Man (Joel y Ethan Coen)  
  6. The Bad Lieutenant: Port of Call - New Orleans (Werner Herzog)        
  7. Das Weisse Band (La Cinta Blanca, Michael Haneke)          
  8. Vincere (Marco Bellocchio)                   
  9. Kick-Ass (Matthew Vaughn)          
  10. Kynodontas (Canino, Yorgos Lanthimos)
      
        

                

lunes, 27 de diciembre de 2010

The Social Network

David Fincher, 2010.

Si existiese una mitología del capitalismo contemporáneo, Mark Zuckerberg sería uno de los dioses del Olimpo, puede que el mismísimo Zeus. La proeza de este "geek" (o friki en español) es sobradamente conocida: con veintipocos años se convirtió en el joven más rico sobre la faz de la tierra gracias a la creación de Facebook. Con una inversión mínima (apenas unos cuantos servidores) y con una idea robada, o al menos inspirada por otros, se encontró en lo más alto de la escala social de una manera fulgurante. Y así apareció la leyenda, el mito del nuevo empresario, el todopoderoso dios de nuestros tiempos, capaz de hacer realidad el sueño del capitalismo del siglo XXI.
La película de David Fincher, con guión de Aaron Sorkin, el creador de la exitosa serie The West Wing (El ala oeste de la Casa Blanca, 1999-2006), no pretende relatar la historia épica de la creación de Facebook, ni servir de hagiografía de Mark, sino todo lo contrario. Se propone desmitificar al protagonista, destruir la leyenda o al menos traerla al nivel de la tierra, humanizarla para mostrar las pasiones y emociones que se generan en torno a un hecho tan extraordinario, al menos desde el punto de vista empresarial. Son los personajes y sus instintos los que quedan fotografiados a través de una narración fragmentaria. Tal y como ya ocurría en Citizen Kane o Rashomon, la historia se construye a partir del punto de vista de distintos personajes que añaden piezas en un puzzle moral incompleto y sin solución. La complejidad de las motivaciones de los personajes nos impide juzgarlos con maniqueísmo. En el caso de Zuckerberg se nos muestra a un muchacho torpe con las relaciones sociales, incapaz de conectar de una manera sincera con sus congéneres y que, a pesar de su fachada soberbia e inteligente, esconde muchas debilidades y complejos. En la primera secuencia de la película asistimos a la ruptura con su novia, cansada de su actitud insolente. Este hecho toma un cariz importante pues se trata de uno de los motores que impulsa a Mark a buscar notoriedad para demostrar que no es un gilipollas, como le espeta su novia en la primera escena que sirve de prólogo. A partir de ahí se desencadenan los acontecimientos que llevan a la tormenta, una serie de demandas interpuestas que significarán la ruptura de todos los lazos con sus antiguos compañeros y amigos. Somos testigos de una corriente que arrastra implacablemente a unos personajes incapaces de actuar según unos patrones preestablecidos, porque no existen, porque se trata de una tormenta nunca vista antes, una situación nueva que desenmascara a todos y los deja desnudos ante su destino. Actualizando la tragedia griega en los tiempos de las redes sociales y la ingeniería financiera, cuyas reglas cada vez se acercan más a la física cuántica, la muerte metafórica consiste en la expulsión de la cima del poder económico y social. El único superviviente se enfrentará a su propio destino, la soledad. La magnífica película de Fincher se convierte así en una radiografía del hombre actual, enfrentado a un mundo que no conoce, que cambia a una velocidad de vértigo y que convierte cualquier referencia anterior en un borroso y obsoleto juguete.

viernes, 24 de diciembre de 2010

The Last Airbender

M. Night Shyamalan, 2010.

No es ni mucho menos tan mala como la crítica dice. Quizás no haga justicia a la serie de animación en la que se basa, no lo sé, porque tampoco he visto la serie. Pero, desde luego, es una película digna y entretenida. Shyamalan es uno de los directores más personales e interesantes de la industria americana. Sus últimas películas, sobre todo Lady in the Water (La Joven del Agua, 2006) y The Happening (El Incidente, 2008), injustamente infravaloradas, son perfectamente defendibles en una trayectoria coherente y de un estilo muy reconocible. Es cierto que esta obra es quizás la menos sutil, la que se centra más en los recursos efectistas que en el fuera de plano, pero sigue reconociéndose su mirada. La historia se basa en la primera parte de la serie de animación del mismo nombre. En un mundo místico en contacto con distintas divinidades, la Nación del Fuego intenta conquistar al resto de naciones. Cada nación tiene miembros que dominan un elemento de la naturaleza, el fuego, el agua, el viento o la tierra. Sólo hay una persona capaz de dominar los cuatro elementos, el Avatar, responsable de mantener el equilibrio entre todas las fuerzas. El Avatar se reencarna cada vez que muere y esta vez lo ha hecho en un muchacho que ha estado desaparecido durante cien años. En un mundo en guerra, este muchacho tendrá que cargar con la responsabilidad de volver a restablecer el orden. Con influencias del cine de animación manga, sobre todo el Miyazaki de La Princesa Mononoke y El Viaje de Chihiro, tanto la serie original como esta película muestran un mundo de una riqueza mitológica muy atractiva y que conecta directamente con la sabiduría oriental y con los valores ecologistas, tema que ha interesado a Shayamalan en sus últimas películas. De hecho, el viento ha jugado un papel fundamental tanto en esta como en su película anterior, The Happening, convirtiéndose en un personaje más. Ese interés surge de la necesidad de contar historias desde lo invisible, reduciendo el suspense a un minimalismo casi espiritual. Y eso, a pesar de que en esta ocasión, se despliega todo el armamento de una película de efectos especiales.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La Régle Du Jeu

Jean Renoir, 1939.


Considerada como una de las mejores y más influyentes películas de la historia del cine, esta obra maestra de Jean Renoir es un retrato agrio sobre la alta burguesía francesa de los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Cuando se estrenó, suscitó una gran polémica. Renoir contaba que uno de los espectadores intentó prender fuego al cine en el que se proyectó por primera vez. Bajo la forma de una comedia teatral frívola, se critica sin piedad una clase social que ha perdido sus valores y que ha renunciado al compromiso con el mundo que le rodea. La ironía es el visturí que utiliza el director para diseccionar una realidad preñada de tragedia y explicar los cambios que se estaban produciendo en el mundo. La barbarie estaba llamando a la puerta. El vodevil de amoríos e infidelidades da paso a un desenlace trágico en el que muere uno de los personajes, el más ingenuo y romántico de ellos. El intruso es expulsado del mundo cerrado en el que están inmersos los personajes de una casta privilegiada que se mueven según unas reglas muy marcadas, las reglas del juego. Los criados anhelan acceder a ese mundo hipócrita ejecutando los deseos de los amos y convirtiéndose en cómplices de la farsa. Cada plano de la obra de Jean Renoir está hecho con una intencionalidad muy precisa, nada está dejado al azar. Las escenas de la cacería son una metáfora o un presagio de lo que estaba por llegar. Los planos secuencia, los travellings y la planificación de la puesta en escena dan un dinamismo a la narración poco común en la época. Los personajes parecen construidos desde la teatralidad más caricaturesca, pero muestran toda la complejidad de la naturaleza humana. Imprescindible.

domingo, 12 de diciembre de 2010

The Kids Are All Right

Lisa Cholodenko, 2010.

Producto moldeado según las formas del cine independiente con temática aparentemente subersiva, pero que esconde un gran conservadurismo. Ya se ha colocado en la carrera por los Oscar y, de hecho, está nominada en varias categorías para los Globos de Oro. Y, probablemente, será una comedia exitosa al estilo de Pequeña Miss Sunshine. Una pareja de lesbianas tiene dos hijos del mismo donante de esperma y estos deciden llamarlo para conocerlo. El padre resulta ser un hombre hecho a sí mismo, guapo y enrollado. Tiene un restaurante en el que se usan ingredientes sacados de un huerto ecológico que él mismo cultiva. Es tan majete, que ofrece trabajo a una de las madres para que le ayude con el rediseño del huerto y acaba teniendo una aventura con ella. El ecologista está dispuesto a llegar hasta el final y representa una amenaza a la familia formada por las lesbianas y los dos adolescentes. Pero ni un hombre tan atractivo como este, personaje construido por la directora con cualidades muy apreciadas por ellas (tierno además de guapo, atento y que no rehuye sus responsabilidades), podrá resquebrajar la fortaleza de la unión familiar.  El retrato que se hace de los conflictos en una familia de estas características es superficial, se queda en la pura anécdota y hay pocos momentos que respiren cierta verdad. Quizás el único surge cuando la hija adolescente se marcha a la universidad, momento que recuerda al final de Toy Story 3 y que es una elegía a la pérdida de la infancia. Por lo demás, estamos ante un producto de factura engañosa que pretende dibujar un retrato de las disfunciones de la familia, pero que acaba defendiendo una imagen idílica de la misma y cayendo en los lugares más comunes. Los referentes parecen ser películas como The Squid and the Whale ( Una historia de Brooklyn, 2005) o Sideways (Entre Copas, 2004), pero en estas hay mucha más honestidad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Crazy Heart

Scott Cooper, 2009.


Hay una atracción morbosa (y puede que compasiva) por las historias sobre perdedores. Lo cierto es que los personajes autodestructivos son más fotogénicos que los triunfadores. Basta recordar grandes películas como Leaving Las Vegas o, más recientemente, The Wrestler. Este es un drama sobre un artista del country en plena decadencia, interpretado por un Jeff Bridges que sustenta esta película y por la que ganó el oscar al mejor actor. Su interpretación de un cantante alcohólico, Bad Blake, es magnífica. Aunque Bad es un artista que en su día gozó de fama y reconocimiento, a sus casi sesenta años tiene que tocar en boleras y bares de mala muerte, recorriéndose Estados Unidos en su viejo coche. Sin embargo, los que buscan un final trágico, como se puede esperar de este tipo de película, se decepcionarán. Porque aquí se trata de una historia de redención que el protagonista encontrará gracias a una aventura amorosa con una joven periodista. A nivel profesional también surgirá una segunda oportunidad gracias a otro cantante con mayor suerte que la suya y que en su día fue su mentor. Se trata, pues, de un drama con final feliz y con ese positivismo tan reparador made in America. La soledad, la vejez, el alcohol y la decadencia artística son vencidas en la película, todo gracias a la vuelta al camino de los viejos valores más enraizados en la cultura americana, como son la familia y el esfuerzo personal. Aunque eche un pequeño tufo a cuento moralista, es una película que sale a flote y consigue llegar a buen puerto gracias a la actuación de Bridges y la buena música country, cantada también por él.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Love Exposure

Sion Sono, 2008.


Además de director de cine, Sion Sono es un poeta japonés. Fue galardonado por esta película en el Festival de Cine Asiático de Barcelona y en el Festival de Berlín del año pasado. Su cine es controvertido y esta película es una buena muestra de por qué. Con una duración de 4 horas, la contención y equilibrio que se le supone al cine asiático se convierte aquí en una fiesta del exceso. La película cuenta una historia romántica de amor adolescente, pero los temas tratados y los géneros abordados son muy variados. Hay secuencias de artes marciales, escenas cercanas al cine erótico más subersivo e incluso encontraremos salpicaduras de cine gore. El tono que se utiliza es irónico y hay espacio para retratar críticamente el fanatismo religioso, especialmente el cristiano. Sin embargo, la obra del poeta japonés resulta más ambiciosa que efectiva. La mezcla y el cambio de registros narrativos resulta aleatorio, a veces absurdo, y la coherencia del conjunto se pierde entre tanto rizo. Pasamos de la burla a la solemnidad más trágica y el trasfondo es banal. La artificiosidad de la historia se revela continuamente a través de una trama que no fluye de manera natural sino en base a los caprichos visuales del director. En cuanto a la controversia que pueda crear algunas de sus imágenes, creo que en general es bastante inocua. El que el adolescente fotografíe las bragas de las chicas que encuentra por la calle, o el que tenga erecciones a la vista de todos, no deja de ser una broma un tanto infantil. Por lo demás, hay algún momento que sí que tiene fuerza poética, como la parte en la que la protagonista se enamora de Miss Escorpión y mantienen una relación a través del móvil y con encuentros fugaces. Pero la superficialidad general no consigue ser superada por unas imágenes que se pretenden originales y audaces. 

martes, 30 de noviembre de 2010

Paisà

Roberto Rossellini, 1946. 
 
Segunda película de la trilogía bélica neorrealista de Rossellini que está formada por seis capítulos con distintos personajes y estilo narrativo. El escenario es la Italia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Los americanos han desembarcado y luchan junto con los partisanos para derrotar a los nazis. La primera parte tiene lugar en un pueblo cerca de Nápoles donde una italiana acompaña a unos soldados americanos y acaba en manos de los nazis que la lanzarán por un precipicio. En la segunda, un soldado americano acompaña a un niño limbiabotas por las calles de Nápoles hasta que se queda dormido entre unas ruinas. El chico le roba las botas y el soldado intenta buscarlo para recuperarlas. En la tercera, una mujer se gana la vida en las calles como prostituta y se encuentra con un soldado americano con el que tuvo un romántico encuentro unos meses antes. 
La cuarta parte, y para mí la mejor, nos muestra el viaje suicida a través de las calles de Florencia de un hombre y una mujer en busca de sus seres queridos. La dureza de las escaramuzas en las calles se muestran con la muerte de un partisano en las puertas de un edificio tiroteado por un francotirador, que es de un realismo asombroso. La quinta parte es dentro de un convento en el que se pasan la noche unos capellanes del ejército americano. La última parte cuenta el asedio sufrido por un grupo de resistencia rodeado por el ejército alemán. Su trágico final muestra la guerra en toda su crueldad. Rossellini trabaja con actores no profesionales y las actuaciones, excepto en algunos casos, son un tanto forzadas. Sin embargo, la fuerza de las imágenes residen en los escenarios naturales utilizados que convierten la película en un valioso documento. Las ruinas de la Europa en guerra son el personaje fundamental.  A Rossellini no le interesa la técnica cinematográfica, ni el virtuosismo, no busca la perfección en las imágenes. De hecho se pueden encontrar muchos errores, algunos clamorosos, como ese momento en el que un capellán del ejército está hablando y a su espalda desaparecen dos monjes del plano. Rossellini busca la verdad, y para eso no se impone ningún tipo de encorsetamiento técnico. Se trata de deshacerse de las apariencias, los artificios y los envoltorios para llegar al corazón de la realidad. Por eso salió a la calle y rodó con actores no profesionales. Le interesaban los rostros y la vida que palpita en las calles. A esa búsqueda es a lo que llamaron neorrealismo. Algo que nadie había hecho antes con tanta honestidad.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Stagecoach

John Ford, 1939.



La Diligencia es la primera película rodada por Ford en el impresionante paisaje de Monument Valley, emblema del western. Poco queda por decir sobre este clásico bien conocido por la mayoría. Pero, ¿cómo ha envejecido con el paso del tiempo? Sorprende encontrarse con escenas tan afiladas y actuales como la discusión que se produce dentro de la diligencia entre un banquero corrupto y un borracho. Voy a reproducirla aquí porque resulta curiosa:
El banquero dice: "No sé adónde va a parar este gobierno. En vez de proteger a los hombres de negocios...mete la nariz en los negocios. Se habla ya de poner inspectores en los bancos. ¡Como si los banqueros no supiéramos dirigir nuestros bancos! He recibido una carta de un ridículo funcionario diciendo que van a examinar mis libros. El gobierno no debe intervenir en los negocios. Nuestra deuda nacional es algo asombroso. Lo que necesita el país es un hombre de negocios como Presidente." A lo que responde el médico borracho: "Lo que necesita el país es más cogorzas." 
Ford habla de temas que siempre le interesaron, como la hipocresía de la clase dominante en contraposición con la superioridad moral de los desfavorecidos. Los conflictos que se establecen entre los distintos personajes que realizan un viaje peligroso por territorio apache es lo más interesante y lo que mejor ha aguantado el paso del tiempo. Hay otras partes de las que no se puede decir lo mismo, que se han oxidado, que echan un tufillo a caducado. Por ejemplo, ese momento romántico-empalagoso en el que John Wayne pide a una de las viajeras, cuya vida licenciosa ha provocado que la Liga de la Ley y el Orden la haya expulsado del pueblo, que se case con él después de haberla visto sujetar un recién nacido. Por lo demás, la película reserva todos los momentos de acción, persecución con los indios y tiroteos,  para el último tercio de la película. Pero en ningún momento se echa de menos más acción y, la que hay, está rodada con una sorprendente madurez en un género al que todavía le quedaba mucho recorrido. De hecho es sorprendente una resolución tan escueta, con un apresurado fuera de campo, del tiroteo en el pueblo. Como si John Ford quisiera despojar de toda épica a ese momento de violencia entre vaqueros.

martes, 23 de noviembre de 2010

Bocaccio '70

Mario Monicelli, Federico Fellini, Luchino Visconti y Vittorio de Sica, 1962.

Esta película está compuesta por cuatro mediometrajes dirigidos cada uno por un gran director italiano. El primero es "Renzo e Luciana" de Monicelli, escrita con Italo Calvino. El segundo es "Le tentazioni del dottor Antonio" de Fellini. El tercero, "Il lavoro" de Visconti. Y el último, "La riffa" de Sica, escrita por Cesare Zavattini. El punto de partida de todas está en los cuentos eróticos relatados en el Decamerón de Bocaccio, aunque esto no quita para que cada uno se sumerja en sus respectivos mundos, muy reconocibles. Tanto en la película como en el libro, la mujer toma el protagonismo en las distintas historias, se muestra como un ser seductor y lleno de sensualidad que busca su independencia por caminos diversos. Los personajes masculinos son peleles gobernados por sus deseos sexuales y la mujer utiliza esta debilidad para ejercer poder sobre ellos, sin privarse de la búsqueda del placer lejos de las ataduras que supone una relación estable. El libro de Bocaccio fue prohibido por la Inquisición a pesar de ser un libro muy leído entre los clérigos de ese tiempo. Esta hipocresía es también tratada en los distintos capítulos, especialmente en el de Fellini, donde un casposo puritano lucha contra todo lo que considera ofensivo a la moral, mientras no puede evitar sentirse atraído hasta la locura por la imagen de una impresionante Anita Ekberg que publicita leche mostrando un escote bastante generoso. En la entrada anterior hay más comentarios sobre esta película.
En el cuento de Monicelli dos jóvenes esconden su relación y contraen matrimonio a espaldas de un directivo de la empresa en la que trabajan los dos y donde están explícitamente prohibidas las relaciones de pareja entre las jóvenes del departamento de administración. Además, la chica es deseada por el directivo, que la persigue con insistencia. Los dos jóvenes postergan su felicidad en pos de progresar socialmente. La crítica resulta preocupantemente actual a pesar de los cincuenta años que han pasado. 
En la historia de Visconti, una mujer insatisfecha con su marido, un conde que ha saltado a las primeras páginas de todos los periódicos por haber sido descubierto en una juerga con prostitutas, decide iniciar una nueva vida en la que buscará un trabajo para ganarse el dinero por sus propios medios. La terrible ironía es que la iluminada burguesa descubre pronto que lo mejor que sabe hacer es vender su cuerpo, empezando por su marido.
En la última película, De Sica se sumerje en un ambiente de paletos provincianos donde una exuberante Sofía Loren organiza una rifa, con la ayuda de los compañeros de su tenderete de feria, para sacar un dinero extra que la ayude a saldar sus deudas. El premio es nada más y menos que pasar una noche con ella. Los paletos del pueblo de Nápoles babean ante los balanceos de ese cuerpo escultural. ¿A quién de ellos le tocará el premio?

jueves, 18 de noviembre de 2010

Le tentazioni del dottor Antonio

Federico Fellini, 1962.

Federico Fellini, 1962. Segundo acto de la obra Bocaccio '70, esta pequeña joya despliega todas las obsesiones de Fellini, recuperando un icono fundamental en su filmografía, la de la voluptuosa Anita Ekberg, protagonista de la famosa escena en la Fontana de Trevi (La Dolce Vita, 1960). La figura de la mujer como un ser divino, sagrado en su dimensión corporal, se muestra a través de esa imagen publicitaria que se convierte en una obsesión para el pobre y atormentado Antonio, un personaje lleno de una hipocresía moralista absurda que le hace luchar a contracorriente contra lo que él considera afrentas continuas al buen gusto y al decoro. La imagen de Anita ofreciendo un vaso de leche con un escote que destaca sus senos será objeto de las quejas del perturbado dottor. El surrealismo se despliega con todo su poder onírico cuando la imagen se encarna en una gigante Anita, poderosa como una diosa griega, que perseguirá al dottor para burlarse de sus miserias, al mismo tiempo que lo arrastrará a su templo de la carne y el deseo, más convincente y catártico que cualquier otro templo religioso. El conflicto que se produce en Antonio lo arrastrará hasta la locura. La  música de Nino Rota es un acompañamiento perfecto a este canto al poder de la sensualidad como motor de la vida.

 

Bevete più latte, il latte fa bene...

martes, 16 de noviembre de 2010

Get Him To The Greek

Nicholas Stoller, 2010.


Si utilizo siempre los títulos originales es porque las traducciones al castellano son, cuanto menos, aleatorias. Y este es un buen ejemplo: Todo Sobre mi Desmadre, nada que ver con el original. La película es de la productora de Apatow y está dirigida por el mismo que hizo Forgetting Sarah Marshall (2008), divertidísima comedia renombrada aquí por Paso de tí, otro buen ejemplo de la imaginación desbordante y chusca de los traductores españoles que parecen haberla tomado con las comedias de Apatow y compañía. La película surge como spin-off de uno de los personajes de Forgetting Sarah Marshall, ese rockero extravagante llamado Aldous Snow. Aquí se nos cuenta la vuelta a los escenarios del rockero después de haber pasado un bache creativo. Un empleado de la discográfica para la que trabaja, llamado Aaron, será el encargado de cuidar del músico y llevarlo a tiempo a un concierto en una conocida sala de Los Angeles (el Greek del título). Los dos se harán amigos y será el rockero el que arrastre a su acompañante al mundo de excesos en el que está sumergido, incluido un hilarante trío con la novia del sacrificado Aaron o un mal viaje de drogas en un hotel que termina en una pelea y un pequeño incendio (casi tan demente como los viajes de Fear and Loathing in Las Vegas, 1998). A pesar de que no está al nivel de la película de la que surge el protagonista de esta historia, Stoller nos entrega una comedia divertida y gamberra muy por encima de otros productos parecidos. Para pasar un buen rato.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Centurion

Neil Marshall, 2010.



El director inglés, responsable también de la película The Descent (2005), tiene un especial gusto por las películas sangrientas, por algo se le ha incluido en el llamado "Splat Pack", grupo de directores contemporáneos, entre los que están Rob Zombie y otros perturbados, que hacen un cine de una violencia brutal. Si en la claustrofóbica y terrorífica The Descent un grupo de montañeras se perdían en una cueva donde una extraña raza caníbal les persiguía y les iba dando caza, en esta son unos soldados romanos los que son cazados por una tribu del norte de Inglaterra que se resiste a la invasión del Imperio. El guión es endeble, con una trama construida artificiosamente y con unos personajes estereotipados y superficiales. El relato resulta aburrido y ridículo (ese rescate fallido del general romano parece una broma). Las batallas están filmadas con un estilo gore, sangre a raudales, cabezas cortadas y miembros amputados. Sin embargo, no desentona demasiado en una época dura y salvaje, donde no había muchos miramientos. No hay mucho más que decir, expecto que la película es bastante prescindible.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Scott Pilgrim vs. the World

Edgar Wright, 2010.

Película basada en un cómic del canadiense Bryan Lee O'Malley en el que el protagonista es un joven veinteañero, Scott, holgazán y contradictorio, que toca el bajo en una banda de amigos y que se enamora obsesivamente, hasta perder la poca dignidad que le queda, de una  chica llamada Ramona Flowers. Hasta aquí nada nuevo. Pero lo que podría ser una simple comedia romántica se transforma en un híbrido hipertrofiado a partir de la aparición de la liga de los exnovios de Ramona, dispuestos a pelear a muerte con Scott. Estas peleas se desarrollan como si se tratase de un videojuego en la que el protagonista va ganando puntos conforme liquida a los sucesivos competidores. El director introduce distintos artificios estilísticos a lo largo de la película en una mezcla extravagante donde encontramos desde acotaciones textuales que transforman los planos en viñetas de cómic a coreografías de artes marciales (a lo Kill Bill, igual que ocurría con Kick-ass, con la que comparte algunos puntos en común), pasando por duelos de música alternativa o secuencias a lo sitcom, entre otros ingredientes. Lo mejor de esta obra, sin embargo, reside en su humor transgresor y paródico con el que retrata a esos jóvenes adictos a los juegos de ordenador, internet y la fama rápida. Los diálogos son divertidos y, aunque la construcción de los personajes es un tanto plana, sobretodo la de los secundarios, es de agradecer un tono gamberro y que está dispuesto a reírse de todo. Los exnovios son cruelmente retratados como idiotas redomados y sirven como burla a ciertos tópicos de la cultura contemporánea, como ese joven vegetariano que tiene poderes místicos gracias a no haber ingerido nada que provenga de algo con cara. Hay que destacar la actuación de Michael Cera (protagonista también de otra buena comedia, Superbad) con momentos memorables como el de la fiesta en la que busca a Ramona e intenta seducirla con resultados patéticos. O ese en el que se queja de la inconstancia de Ramona y parece más gay que su propio compañero de piso. También es interesante la conclusión de la película en la que Scott descrubre la importancia de respetarse a uno mismo, de priorizar la dignidad personal sobre la búsqueda del amor. Y para eso no hacía falta tanta pirotecnia de videojuego. La ironía sigue siendo la mejor arma, y aquí la hay, y mucha.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Copie Conforme

Abbas Kiarostami, 2010.



Ganadora de la espiga de oro en la Seminci y de un premio a la actuación de Juliette Binoche en Cannes, la última película de Kiarostami es una de las más destacables de este año. Es también una excepción en la filmografía del director iraní ya que está filmada fuera de su país y en tres idiomas que no conoce, inglés, italiano y francés. La historia se centra en una pareja formada por un intelectual inglés, que acaba de escribir un libro sobre arte, y una mujer, que se dedica a la venta de arte. Los dos protagonistas pasan un día juntos en un pueblo de Italia paseando por sus calles y charlando de distintos temas. Las resonancias con las películas Before Sunset (Richard Linklater, 2004) y Viaggio in Italia (Roberto Rossellini, 1954) son claras. Pero Kiarostami no nos relata esta relación de una manera convencional, lo hace jugando con la estructura, rompiendo la lógica para mostrar dos parejas en una, o una misma pareja en distintos momentos, todo depende de la mirada del espectador, de cómo quiera entenderlo. A la mitad de la película se produce una  desviación del relato que no llega a ser una ruptura puesto que se produce de una manera natural. Esto permite al director realizar un estudio sobre la pareja vista en distintos momentos (seducción y desencanto), sobre la dificultad de mantener el amor después de muchos años de matrimonio, sobre la incomunicación y la soledad. El arte es un hilo conductor en el guión, define a los personajes y es el motivo de que se interesen el uno por el otro y, al mismo tiempo, una de las razones de sus desencuentros. El intelectual inglés considera que la copia en el arte tiene tanto valor como el original porque al fin y al cabo en el origen del arte está la reproducción, ya sea de otra obra o de la realidad. Para él no importa la obra, sino la mirada del espectador. Este tipo de reflexiones sobre el arte no son nuevas, el cine lo ha hecho desde hace tiempo, basta recordar F for Fake (Orson Welles, 1973) o la más reciente Exit Through the Gift Shop (Basksy, 2010). El personaje del inglés se enroca en sus ideas y, sobre todo en la segunda parte de la película, no quiere debatir con su mujer, quizás porque ya está cansado de escuchar sus opiniones después de quince años. Tiene muy poca sensibilidad hacia su mujer que lucha por ser complaciente. Esto, unido a su frialdad y egoísmo, provocan en la mujer una desazón amarga. Puede que el amor se haya terminado, pero ninguno de los dos quieren afrontarlo. Binoche interpreta un personaje que tiene que cambiar de registro de una manera extrema y la actriz lo sabe hacer de una manera magistral. Su intento de volver a seducir a su marido muestra su necesidad de protección, su vulnerabilidad ante la perspectiva de afrontar la educación de su hijo y la llegada de la vejez en soledad. Su lucha por recuperar el amor resulta inútil ante un marido que se encuentra perdido, incapaz de afrontar la responsabilidad que eso supone. Su mirada en la última secuencia refleja el vacío ante el que se encuentra. Kiarostami juega con nosotros y nos conduce por una película minimalista, pero llena de recovecos y desvíos. Su cine nos mira de frente y nos desarma con su sinceridad simple y clara.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Toy Story 3

Lee Unkrich, 2010.

La serie de Toy Story ha sido parte importante en el desarrollo de la animación digital en el cine hasta llegar a la representación de un universo paralelo de un realismo sorprendente, el del mundo de los juguetes de plástico. La última entrega de esta serie es una montaña rusa llena de acción dentro de una historia que se desarrolla con vigor y con un espíritu lúdico que no decae en ningún momento. Los juguetes se enfrentan en esta ocasión al momento más duro de su existencia atemporal. Su dueño, ese niño que tanto ha jugado con ellos, ha crecido y se marcha a la Universidad. La madre dona los viejos, aunque imperecederos juguetes, a un centro infantil donde un peluche gobierna sobre todos los que acaban allí.

 

Lo que parecía el paraíso soñado, acaba desvelándose como un infierno donde unos pequeños demonios sin compasión torturan y trituran las articulaciones de los protagonistas. El centro se ha transformado en una cárcel bajo el despótico mando del maléfico peluche y sus secuaces. Los juguetes protagonistas tendrán que planear una huida del centro si no quieren acabar despedazados. Esta aventura está repleta de momentos muy divertidos donde hay cabida a la crítica irónica (ese vanidoso y superficial Ken y la vulnerable pareja que forma con Barbie) y a las reflexiones morales. También hay un tono nostálgico que recorre toda la película y que nos remite a la pérdida no sólo de la infancia, sino también de valores tradicionales como la amistad, la fidelidad o la familia. Y quién mejor que los americanos para defender estos principios desde una posición alegremente conservadora, positiva e incluso a veces un tanto utópica. Se pueden sacar muchas lecturas de una película que quizás es más compleja de lo que pueda parecer en principio. Los resortes del liderazgo quedan al descubierto con las dos figuras antagónicas del vaquero y el peluche. Quizás no sería ir demasiado lejos el considerar la figura del vaquero como una metáfora del papel de Estados Unidos en un mundo sin rumbo. No es difícil adivinar la identificación que todo americano medio va a sentir por el vaquero (más si consideramos que la voz la pone Tom Hanks). La idea de que no hay que dejarse seducir por las apariencias es objetivada en ese peluche de color rosa que huele a frambuesa y que, sin embargo, esconde un tirano. La barbarie de los niños que no respetan ni valoran los juguetes (objetos de consumo descartados por otros niños y ahora acumulados hasta la saturación en las salas de juegos) contrasta con el oasis creado por una niña tímida y con una imaginación inteligente y respetuosa. Incluso se nos interroga sobre la gestión de los residuos en los basureros. Por lo tanto, sería reduccionista considerar esta película para niños como un simple entretenimiento, que también lo es. Los emotivos momentos finales son una elegía a la infancia y al paso de las distintas etapas de nuestra vida (en este caso de la infancia a la adolescencia y a la madurez). Un canto a la pérdida de lo esencial que forma parte de nosotros. Hacer eso sin resultar aleccionador o sensiblero es ya un logro.

martes, 2 de noviembre de 2010

Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives

Apichatpong Weerasethakul, 2010.



Fui a ver esta película en el Reina Sofía, gratis. Sí, gratis, y no tuve que piratear para verla en versión original. Eso sí, tuve que usar la reserva de mis energías para enfrentarme al cine de este director cuyo nombre hay que memorizar con algún truco. El caso es que me escapé de un curso y fui al Reina con mis dudas sobre la conveniencia de ir cansado a ver una peli rollo contemplativo. Ya había visto Blissfully Yours, del mismo Picha, y sabía a qué me enfrentaba.  Ganadora de la palma de oro de Cannes de este año, la película del director tailandés es una reflexión sobre la muerte, la memoria y los fantasmas. Esta obra tiene concesiones que la hacen más llevadera que sus obras anteriores. Tiene un cierto hilo argumental y momentos impactantes, como la de ese mono fantasma que se sienta con los protas para hacer la sobremesa. Apitchapong divide su película en distintas partes a las que pretende dar un tono y un formato muy diferenciado, con influencias, según su director, de series de televisión y cómics de su país. En sus imágenes hay un diálogo, no sólo con la naturaleza omnipresente en la película, sino también con el cine y con momentos históricos que habitan en su memoria (guerra contra el comunismo). Por lo tanto, no se trata sólo de una película poética y espiritual, donde los vivos se encuentran con los fantasmas de sus seres queridos, sino también una reflexión sobre cómo contar una historia y las distintas posiblidades que se abren en un relato (de ahí ese final misterioso en el que unos personajes se desdoblan físicamente). Si alguien nos cuenta que en la pelí se ven hombres mono que hablan, princesas feas que copulan con peces y gente que muere vaciándose de agua, puede parecer una broma de mal gusto. Pero lo cierto, es que estos hechos extraordinarios están integrados con tanta naturalidad en la realidad que refleja la película que no queda más remedio que sorprenderse ante la originalidad del tailandés. Quizás tenga razón, quizás el hombre debería reencontrar la magia que lo mantenía unido a la naturaleza, al cosmos, formando parte de una unicidad espiritual que no distingue entre hombres, monos o insectos. Puede que no sea necesario ser budista para dejar que estas imágenes nos trasladen a unos rincones primitivos escondidos en las grutas de nuestro ser. Como esas grutas que recorre el personje en su último viaje, un viaje hacia la muerte vista también como un viaje al origen. Un origen fantasmal. También esta película nos remite al origen del cine, al momento en el que era posible asombrarse con unas imágenes nunca vistas, al momento en el que la inocencia de este arte permitía capturar una realidad mágica. La materia fantasmal que nutre esta película es la misma materia de la que está hecha el cine y nuestra memoria guarda sus imágenes para que nunca muera. Tal y como dice uno de los fantasmas, éstos no pertenecen a ningún lugar, sino a la memoria de los seres queridos.

viernes, 29 de octubre de 2010

Le Silence de Lorna

Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, 2008.



Los hermanos Dardenne ganaron con esta película el premio al mejor guión en la edición de Cannes de 2008. Después de dos años ha llegado a las pantallas españolas esta película que se sumerge en el entorno de una mafia que amaña matrimonios para conseguir la nacionalidad belga a los que están dispuestos a pagar una suma importante de dinero. La protagonista, Lorna, una joven albana, se ha puesto en manos de esta mafia y la han casado con un yonki belga. La mafia quiere utilizarla  a su vez para amañar otro matrimonio con un ruso. Pero para ello tienen que deshacerse del yonki. Aquí es donde surge el conflicto moral que invade la conciencia de Lorna. Por un lado, ella intenta hacerse un hueco en una sociedad que no se lo pone fácil. Su instinto de supervivencia es fuerte hasta el punto de ponerse en manos de gente peligrosa y ser cómplice de negocios poco éticos. En una sociedad donde el dinero se ha convertido en el único valor (ahí está ese primer plano con el que comienza la película de un fajo de dinero), Lorna está dispuesta a taparse los ojos y la nariz para no ver ni oler la podredumbre que le rodea. Sus sueños la impulsan a silenciar sus instintos más humanos de justicia y solidaridad. Así, en la primera parte, vemos una Lorna egoísta y dura, distante y molesta con la continua demanda de atención del yonqui que vive con ella y necesita ayuda. Parece estar dispuesta a abandonarlo a su suerte, incluso a permitir que muera si es necesario. Sin embargo, poco a poco, Lorna pierde su batalla contra su propia conciencia y su naturaleza bondadosa. Y es entonces cuando se ve acorralada. En una asombrosa elipsis se produce una ruptura del relato que conduce la película hacia una espiral de paranoia en la que la protagonista acabará por enloquecer. El estilo de los Dardenne es sobrio y frío, muestra una realidad social dura que pone a sus personajes al límite de un mundo deshumanizado en el que los perdedores son desechables. Los autores de Rosetta retoman el motivo de la lucha de una chica por su supervivencia, con la diferencia de que en este caso la película es más narrativa, los silencios dan paso a diálogos elaborados para guiar el relato por una trama que es un thriller social. El único punto débil de este armazón narrativo está en la relación amorosa que se establece entre Lorna y el yonqui. Parece más un artificio necesario para el guión, que un movimiento natural de la protagonista. Chirría un poco que una chica ilusionada con un proyecto de vida junto a su novio caiga en brazos de un yonki dibujado con un patetismo premeditado. Esa escena de sexo entre los dos sólo se entiende a la vista de lo que ocurre después. Es decir, es como si el guión se hubiese escrito desde el desenlace. A pesar de esto, es una película muy digna que plantea cuestiones morales interesantes.

sábado, 23 de octubre de 2010

J'ai tué ma mère

Xavier Dolan, 2009.


Este director canadiense de 21 años es la nueva promesa del cine contemporáneo. Esta película la escribió con 17 años y la dirigió y protagonizó con 19 años. En el 2009 la seleccionaron para la Quinzaine des Réalisateurs de Cannes y recibió una ovación de ocho minutos, además de un premio. En la edición de 2010 ha vuelto a Cannes con Les amours imaginaires. A su edad, no está nada mal. Y viendo esta película se entiende que haya generado tanta expectación esta promesa precoz del cine. La película cuenta la historia de un adolescente que tiene problemas con su madre a la que ama y odia al mismo tiempo. Su orientación homosexual se está definiendo y mantiene una relación con un compañero de clase. Las secuencias de las discusiones con la madre se alternan con las de la complicidad y ternura entre los amantes, y ambas están filmadas con una naturalidad y una inteligencia asombrosas para la edad del creador. Formalmente la audacia de Dolan se refleja en unos planos asimétricos de un exquisito buen gusto. La originalidad de su estilo no está forzada y nunca pierde la coherencia con la historia que está contando. La cámara lenta se utiliza en momentos puntuales cuya expresividad poética resulta muy emotiva. Aunque parezca sorprendente este joven autor es capaz de construir una obra con resonancias de grandes obras maestras como In the Mood for Love de Wong Kar-Wai. Y todo desde la sinceridad y con muy pocos recursos económicos. El talento de este chico, si no se estropea, va a traernos mucho buen cine.

martes, 19 de octubre de 2010

Kick-Ass

Matthew Vaughn, 2010.



Divertida y explosiva mezcla de géneros y de temas que nos cuenta la historia de un adolescente que decide convertirse en un héroe a pesar de no tener ningún superpoder o habilidad especial. Las influencias son claras y pasan por el western de Leone, el cine de Tarantino (en especial Kill Bill), el cómic (no sólo el que sirve de adaptación para la película, sino también Watchmen y Batman) y el cine de adolescentes más subversivo (como Superbad, con la que comparte a uno de los actores, el que interpreta al inolvidable MacLoving). Además hay múltiples guiños a otras películas como Gomorra o El Silencio de los Corderos. Todo esto sirve para construir una historia divertida e impactante que no deja de resultar refrescante a pesar de que, como hemos visto, no es para nada original (¿hay algo que lo sea?). La violencia es explícita, aunque vista como un puro entretenimiento, despojada de toda consideración moral. Ya el cómic que sirve de referencia lo era, incluso más que la película. La trama y los personajes atrapan en su juego ambigüo de inocencia y agresividad, de ternura y despiadada venganza, de dulzura infantil y frialdad asesina, de divertimento humorístico y tragedia (consecuencia de una violencia que golpea a todos sus protagonistas). La fuerza que impulsa a los personajes es la misma que hace vibrar las imágenes de la cinta, llenas de colorido y vigor. Ya se está haciendo una secuela, pero de momento es imposible no dejarse seducir por esta fiesta del cine de género(s).

jueves, 14 de octubre de 2010

The Killer Inside Me

Michael Winterbottom, 2010.



Tengo curiosidad por saber cuándo y cómo se estrenará en España esta película tan incómoda. Eso si se estrena, claro. Ya ha levantado bastante polémica en los lugares en los que se ha proyectado por su violencia explícita, cruda. El director, autor de Wonderland o 24 Hour Party People, ya experimentó con los límites de la representación (de la sexualidad) con 9 Songs. En esta ocasión lo hace con los límites de la violencia. El hecho de que el director se ensañe en esta película principalmente con las mujeres ha provocado que se le haya tildado de misógino, a lo que él ha contestado que todo estaba en la novela original de Jim Thompson. Sin embargo, es inevitable no preguntarse sobre la necesidad de llegar tan lejos. Aquí la violencia no es espectáculo, sino algo incómodo de ver, impactante y desagradable. Y eso, según su director, es más ético que mostrarla edulcoradamente como espectáculo o divertimento. A esta discusión añadimos componentes de sadomasoquismo y violaciones a menores (tratados de refilón), lo que hace un cóctel de difícil ingesta y cuyas imágenes perduran como una mala resaca. Pero estos debates no son nuevos y tampoco dejarán de producirse por mucho que evolucionen los tiempos. Ahí está la polémica producida por la película A Serbian Film, incluida en la programación del festival de Sitges de este año. Y hay otros muchos ejemplos de películas que en el pasado se consideraron "abyectas" (por utilizar el mismo término que se ha usado en un debate televisivo sobre la película antes mencionada) y que actualmente son respetadas e incluso veneradas. Dejando esto a un lado, la historia de la película en cuestión tiene bastantes problemas que provocan una sensación de inverosimilitud. Y es que aunque el guión está muy medido y las piezas se van colocando con cuidado para conducirnos a través de los distintos asesinatos de un policía perturbado, lo cierto es que todo queda montado sin solidez, como un castillo de naipes que puede caerse ante cualquier pequeña brisa. En un pequeño pueblo de los Estados Unidos más conservadores el hijo del que fuera el médico es un ayudante del sherif, llamado Lou, respetado y querido. Tal y como dice el propio Lou en voice-over, el problema de estos pueblos es que todos creen conocerte. Pero bajo la apariencia de un educado y dulce servidor de la ley se esconde un asesino en serie de mente fría y calculadora. Su primer asesinato es doble, una prostituta y el hijo del empresario más poderoso del pueblo, que está enamorado de ésta. La secuencia del asesinato de la prostituta, que por otro lado está también liada con Lou, es brutal. El director alarga esos momentos hasta que las imágenes casi no se pueden soportar. Lou pretende hacer creer que los dos se matan en una pelea. Sin embargo, parece que cualquier investigación medianamente profesional debería sacar conclusiones sobre la involucración del ayudante del sheriff. Bien, puede que el sheriff confíe ciegamente en su ayudante, pero el fiscal que viene de fuera tiene sospechas fundadas que deberían llevar a la detención inmediata del asesino. Pero se culpa del doble asesinato, de una manera un tanto injustificada, a un muchacho, al que también matará Lou cuando lo visita a la celda. Pero, ¿nadie oye ni sospecha nada? Seguimos. El asesino sigue suelto. Todavía le da tiempo de matar a dos personas más. En cuanto al final, no lo voy a desvelar, pero es absolutamente imposible a no ser que los protagonistas no tengan olfato o sean estúpidos. La película pretende dar una vuelta de tuerca al género del cine negro y del thriller de psicópata asesino, pero no acaba de resultar convincente. El protagonista, como el de Henry, retrato de un asesino, es despiadado y frío. Pero la profundidad psicológica que se le pretende otorgar no acaba de cuajar. Y en general el espectador acaba distanciándose de la historia, sobre todo a causa de unas secuencias de una violencia tan extrema que es difícil no ponerse en guardia, rechazar lo que estamos viendo. Y la construcción de la trama tampoco ayuda a engancharnos.

sábado, 9 de octubre de 2010

Villa Amalia

Benoît Jacquot, 2009.



El personaje femenino de esta película vive una crisis profunda en su vida. Su marido la ha engañado, el amor se escurrió por el sumidero de la rutina. Huye, deja todo, su marido, su profesión, su familia. Y se va a una isla italiana. Y encuentra una casa que estaba esperándola a ella delante de una vista espectacular. Y el mar funciona como terapia y parece que la atmósfera opresiva y gris de un París terrorífico se diluye bajo un sol generoso. Y una guapa italiana se acuesta con ella. Todo esto ocurre sin diálogos apenas, todo sugerido con sutileza. Un estilo contemplativo nos mete de lleno en las corrientes psicológicas que arrastran a la burguesa francesa a rasgar su vida y comprarse una nueva con las ganancias de la venta de su pisazo en París. Isabelle Hupbert hace de nuevo de pianista, puede que incluso su personaje comparta algunos rasgos enfermizos del de la perturbadora "La Pianista" de Haneke. Puede que en algún momento de su madurez abandonase los juegos sadomasoquistas que tanto la ponían. Ahora sólo le ponen las jovencitas bronceadas y de piel tersa. Pero la decisión del personaje tiene que ver más con la búsqueda de la soledad como refugio de la decadencia que con la búsqueda de una nueva identidad sexual. Y no es de extrañar que un personaje tan introvertido e incluso desagradable en ocasiones decida no amargar a nadie con sus tristezas. Las tristezas, cuando son implacables, en soledad te ayudan a flotar mejor en el mar.

jueves, 7 de octubre de 2010

Afterschool

Antonio Campos, 2008. Nota:7.



Película no estrenada en España aunque sí que ha sido proyectada en el festival de Gijón. Trata un tema delicado como es el del sexo y las drogas entre los adolescentes desde una perspectiva cruda y realista pero con un ritmo lento y con un estilo original, nada convencional. Un adolescente, Robert, filma accidentalmente la muerte de dos gemelas por la ingesta de una droga adulterada. El hecho trastoca la vida en el instituto en el que estudian todos, un centro para clase alta llamada Bryton. Los profesores y tutores de Robert se preocupan por cómo le haya podido afectar el incidente y deciden proponerle realizar un vídeo conmemorativo sobre las dos jóvenes. Pero el resultado del trabajo del adolescente, demasiado transgresor formalmente, no es comprendido por el director ("¡ni siquiera has puesto música!") y encarga la reedición a otra persona. Bajo estas líneas argumentales, el director reflexiona sobre la relación de los jóvenes con las imágenes. En una sociedad donde se puede acceder a todo tipo de vídeos relacionados con el sexo y la violencia y donde nuestras relaciones se han visto transformadas desde la aparición de las redes sociales, los jóvenes parecen sustituir el contacto saludable con la realidad y la interacción con los demás por una especie de sucedáneo que se encuentra en la pantalla del ordenador. La personalidad de Robert, en desarrollo, queda marcada tanto por las imágenes violentas en las que vive sumergido desde la red como por este desgraciado incidente que confirma y alimenta su imagen amenazante del mundo que le cohibe y atormenta. Las imágenes que filma el director están desenfocadas y sólo a través del visor de la cámara de vídeo que maneja el chico se pueden ver nítidas. De esta manera, el director expresa cómo se relaciona Rob con su entorno. A través de su cámara y en su mente se mezclan imágenes de youtube con lo que realmente está viviendo. Como si de un espectador se tratase no es capaz de actuar cuando se produce delante de sus ojos la muerte de las dos adolescentes. El final es un volcán de imágenes que estalla en la cabeza del adolescente y que podrían mostrar la mente perturbada de un loco o simplemente la imaginación desbocada del chico. La película de Antonio Campos se hermana con las del mismo tema de Gus Van Sant, Elephant o Paranoid Park. La adolescencia vista como una etapa llena de confusión y que se desarrolla en un terreno pantagoso e incluso tenebroso. Quizás se les podría reprochar la falta de un punto de alegre inocencia y energía positiva que también está presente en esta edad conflictiva.  

sábado, 2 de octubre de 2010

The Last Station

Michael Hoffman, 2009. Nota:4.



Basada en la novela homónima del biógrafo Jay Parini, la película se centra en los momentos postreros de la vida del escritor ruso Tolstói. En concreto el conflicto en el que pivota la película es su deseo de cambiar los términos de su herencia y ceder los derechos de su obra al pueblo ruso a costa del perjuicio que eso causaría a su familia. El problema que se hace patente pronto es que el director no tiene ningún interés en reflejar o buscar la verdad de estos últimos momentos de la vida del genio ruso. Simplemente usa y manipula la historia para construir una convencional cinta en la que defiende los valores occidentales capitalistas más importantes, como son la sacrosanta familia y la intocable propiedad privada. Y si para eso hay que moldear a los personajes para construir un relato maniqueo, pues adelante. Tolstói se debate entre sus principios y su vida burguesa en familia. El director nos dibuja a unos maliciosos seguidores de la ideología tolstiana que pretenden arrastrar al escritor a su terreno. En concreto, el personaje de Chertkov se muestra como un malvado e insensible personaje. Mientras, su mujer, Sofía Behrs, se presenta como una pobre víctima de las conspiraciones de su marido y sus seguidores, como la heroína que sólo defiende su derecho a seguir siendo rica y seguir teniendo criados, eso sí con la fuerza y el carácter que le imprime una magnífica Helen Mirren. El punto de vista que utiliza el director es el de un joven secretario perteneciente al movimiento y que se pondrá de parte de la mujer al observar los excesos repudiables de los malos malotes que son los comunistas seguidores sin corazón. La trampa no se limita a esto, además se construye una subtrama edulcorada hasta resultar empalagosa que tiene el objetivo de demostrar el gran corazón del secretario. Este cae en brazos de una tolstoiana que será expulsada por culpa de iniciar una relación con él (sic). El amor, la familia y la propiedad, todo en el mismo paquete que pretenden pisotear los malos. Y Tolstói es un simple y pobre monigote (sic). Para terminar se usan sin ningún reparo elementos narrativos sentimentaloides. ¿A quién no le conmueve un moribundo llamando a su mujer en el lecho de muerte? Bien, de acuerdo, muy emotivo, pero la trampa ha quedado al descubierto hace tiempo y, encima, sin ningún rastro de ingenio o sutileza.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Vincere

Marco Bellocchio, 2009. Nota: 8,5.

Como dice su propio director se trata de un melodrama futurista. El movimiento del futurismo que apareció a principios del s. XX en Rusia y en Italia despreciaba el legado cultural del pasado para adoptar valores como el desarrollo tecnológico, la velocidad o el cambio violento de las cosas. La película que tiene elementos de un melodrama de tintes trágicos avanza con un ritmo ágil, rápido, sin detenerse ni regodearse en la nostalgia, ni en la contemplación del drama. De ahí que su director la considere futurista, incluso dice que se trata de un melodrama que se contradice así mismo. La historia es la de Ida Dalser, la mujer no reconocida nunca de Mussolini y que tuvo un hijo con el dictador. La trágica historia de Ida y de su hijo sirven también como hilo conductor para mostrar a su vez los años convulsos previos a la 1ª Guerra Mundial y los posteriores. La cinta se puede dividir en dos partes. En la primera, se cuenta el romance que viven Ida y un joven Mussolini, pudiendo ser testigos de sus inicios en el socialismo. En la segunda parte, Mussolini pasa a ser una imagen, un busto en mármol, un mito casi divino que se mueve en las pantallas de cine, y vivimos su asentamiento en el poder y su conversión a la ideología fascista más violenta. Ida no acepta el abandono de su amado y lucha por ser reconocida. En su actitud testaruda hay algo de fanatismo, de hecho no rechaza en ningún momento la ideología fascista, pero también de inocencia un tanto inmadura. Su tragedia avanza con tintes operísticos hacia un destino dramático. Hay secuencias de una fuerza emotiva muy poderosa, como cuando se sube a la verja para lanzar cartas mientras está nevando. El tono gris y fantasmal empapa una atmósfera malsana cargada de miedo y de hipocresía.

martes, 28 de septiembre de 2010

The Ghost Writer


Roman Polanski, 2010. Nota:8.

La historia está basada en una novela de Robert Harris que adaptó el guión junto con Polanski. Un escritor recibe el lucrativo encargo de escribir las memorias de un antiguo primer ministro del Reino Unido, llamado Lang, que es trasunto no disimulado de Tony Blair. El anterior escritor y consejero de Lang ha muerto en extrañas circunstancias y el personaje interpretado por Ewan McGregor se ve envuelto en un turbio asunto en el que están metidos desde importantes políticos a agentes secretos de la CIA. Lang es inculpado en una trama de crímenes contra la humanidad. Se muestra acorralado y es entonces cuando surge con fuerza la personalidad arroyadora de su mujer que muestra una inteligencia superior a la de su marido al que parece manejar a su antojo. Es una relación llena de mentiras, con infidelidades por parte de los dos, pero el interés o la dependencia mutua les mantiene unidos. Por otro lado, el escritor descubre que su predecesor estuvo investigando las relaciones del antiguo primer ministro con un agente de la CIA. La sospecha de que Lang fue un muñeco en manos de la CIA y que pudo cometer efectivamente esos crímenes contra la hunamidad afecta a la relación del escritor con el entorno de Lang. El thriller avanza hasta un desenlace ambigüo en el que la conspiranoia se adueña de la pantalla. El director juega a su antojo con una historia para llevarla a su terreno. Su pretensión es manejar el material con ironía para conseguir un divertimento al más puro estilo hitchcokiano. Los diálogos son agudos, de una inteligencia mordaz y los personajes están bien dibujados. Como suele ocurrir en otras películas de Polanski, el protagonista es un espectador pasivo que se ve envuelto en un mundo que no comprende. Se adentra en la trama con estupor y es incapaz de actuar a no ser para escapar en una persecución.

lunes, 27 de septiembre de 2010

The Girlfriend Experience


Steven Soderbergh, 2008.
Crítica social que refleja la crisis económica y de valores en la que nos encontramos. La protagonista es una chica escort de lujo que ofrece algo más que sexo. Lo que vende, a un precio sólo apto para ciertos bolsillos, es la experiencia de estar con una novia atenta y complaciente, y esto, amigos, no es fácil de encontrar. La chica se muestra cariñosa y aguanta las peroratas y las lamentaciones de unos personajes agobiados por la crisis. El director aprovecha así la oportunidad para reflexionar sobre la decadencia de un sistema que se hunde bajo unos cimientos basados en la codicia y la ambición desmedida. También la protagonista forma parte de ese mundo en el que el dinero es un rodillo que todo lo pisa, donde el mercado marca los movimientos de los personajes y el lujo es símbolo de éxito y único dios al que reverenciar. La comercialización de lo más íntimo de ella misma la convierte en un objeto frío, una belleza que se viste con prendas caras pero que se vacía de toda verdad. A pesar de que tiene un novio, no es capaz de relacionarse de una manera sincera y el individualismo prima sobre el compromiso. Esto queda patente cuando uno de los clientes le ofrece a la chica pasar un fin de semana romántico y decide abandonar a su pareja aduciendo que tiene que intentarlo. Una de las razones es que ha leído en un libro sobre personalidad que tiene compatibilidad con ese cliente. La fragilidad del compromiso se rompe con facilidad ante cualquier circunstancia, el individualismo egoísta se impone sobre cualquier otro valor. Pero el cliente no se presenta a la cita y la chica se queda náufraga en su soledad. El estilo que utiliza el director es frío y las imágnes son metálicas y muestra con sobriedad un mundo de apariencia, pero profundamente vacío. La narración se rompe continuamente, el tiempo no es cronológico y los personajes surgen desenfocados sobre fondos nítidos dando la sensación de la disolución de los contornos humanos de los personajes. La sensación de desorientación y de desagrado que nos embargan reflejan a la perfección el estado de ánimo de una sociedad sin rumbo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Alle Anderen (Entre nosotros)

Maren Ade, 2009.

Soberbia disección de una relación malsana de una pareja joven de vacaciones por Cerdeña. La película empieza con los dos protagonistas en casa de la hermana del chico que tiene dos hijos. El carácter extravagante de la chica se hace notar en su forma de relacionarse con la niña de unos cinco años de edad. Le pide que le diga que la odia y luego le apremia para que le de un disparo para después tirarse a la piscina. Queda así patente los problemas que tiene la protagonista para relacionarse con normalidad con su entorno, para conectar y comunicarse con otras personas, incluida su propia pareja, un arquitecto que se muestra siempre reservado y un tanto cohibido. La relación deja al descubierto pronto sus débiles lazos, basados en el sexo y quizás en el miedo a la soledad que ambos tienen. Si la chica se muestra complaciente es porque su inseguridad la impulsa a someterse a su novio. Es evidente que su amor tiene algo de enfermizo, de obsesivo y sacrifica su felicidad con tal de amoldarse a lo que espera de ella su pareja. El chico, por otro lado, es introvertido y también inseguro. Su miedo al fracaso le hacen comportarse con indecisión y parece varado en una parálisis que lo condena a ser un perdedor. Sus miradas, sus gestos demuestran que no solo no está contento consigo mismo sino que no se encuentra bien con su pareja, a la que rechaza y con la que no consigue compartir puntos de encuentro. Incluso evita el trato social debido a una especie de vergüenza ajena por el comportamiento estrambótico de la chica. Sin embargo, tiene una extraña dependencia por ella que le obliga a volver a sus brazos, aún sin amarla. Esta situación empeora cuando se enfrentan a la comparación con una pareja de enamorados que se abrazan y parecen amarse de manera empalagosa incluso. En una secuencia absolutamente memorable, las dos parejas escuchan una canción de amor. La pareja protagonista no es capaz de bailar juntos, ni siquiera de mostrar algo de complicidad y se mantienen torpemente alejados mientras observan consternados cómo la otra pareja se abrazan y comparten el momento.
En otra secuencia, los dos arquitectos amigos cojen a sus parejas y las tiran al agua de la piscina. La protagonista se va a la cocina y cuando aparece la otra chica le amenaza con un cuchillo conminándole a irse de la casa cuanto antes. La profundidad psicológica que la directora alcanza en estos momentos es asombrosa. Sus personajes son complejos y cercanos al mismo tiempo. Muestran una lucha desesperada por llegar al otro, por ser comprendidos, por conectar con su pareja. Pero la realidad es que no hay esperanza para unos protagonistas ciegos y cobardes, incapaces de escapar de la cárcel en la que se han metido. El estilo de la directora alemana es frío y sobrio y contrasta con ese paisaje cálido y romántico en el que se desarrolla la historia, una Cerdeña extraña, en la que el mar no aparece en ningún momento, como queriéndonos decir lo lejos que están los protagonistas de alcanzar la redención, la felicidad. Sólo algunas actuaciones algo forzadas deslucen una obra redonda.

domingo, 9 de mayo de 2010

Eternal Sunshine of the Spotless Mind

La película de Michel Gondry con guión de Charlie Kaufman se tradujo en España por "Olvídate de mí". Aunque el guión es un tanto barroco, como todos los del excéntrico guionista, la película me ha parecido bastante emotiva. Romántica sin ser empalagosa, destila sinceridad y un poco de amargura. Las relaciones están condenadas al aburrimiento, a la incomunicación y al hastío. Y a pesar de todo, merecen la pena, a veces...