martes, 24 de julio de 2012

The Sitter

David Gordon Green, 2011.

David Gordon Green es un director que comenzó su trayectoria de una forma brillante con una serie de películas muy apreciables, entre las que se encuentran joyas como All The Real Girls (2003), cuyas imágenes poéticas destacaron entre la producción independiente de la década anterior. Posteriormente hizo un giro hacia la comedia más comercial y rodó películas como Superfumados (2008), Caballeros, princesas y otras bestias (2011) y la que nos ocupa, El Canguro

Se trata de una comedia olvidable, que tiene algunos momentos divertidos, pero que en conjunto no logra superar el mero pasatiempo, bastante insulso, por otro lado. Un joven, interpretado por el icono del género, Jonah Hill, acepta el encargo de trabajar como canguro para una familia en la que los niños son una verdadera pesadilla. Cuando la novia del joven lo chantajea para que le consiga cocaína, él se ve obligado a iniciar un viaje nocturno acompañado de los muchachos a los que no puede abandonar. El conflicto generacional y el viaje iniciático al mundo de los adultos es la fuente de la mayor parte de las situaciones que se producen, pero el resultado es bastante mediocre. Esperemos que el director americano retome cuanto antes el camino que inició hace diez años.

martes, 17 de julio de 2012

Le Havre

Aki Kaurismäki, 2011.

El director finés Kaurismäki es uno de esos autores habituales en los circuitos festivaleros y muy valorados por la crítica. Su estilo es muy personal y reconocible, con una sutil ironía, que puede provocar dos reacciones, cautivar o aburrir. A mí me parece un tanto sobrevalorado, no acabo de conectar con su cine, su humor me deja impasible y su dirección de actores me parece forzada. Eso sí, su puesta en escena es muy cuidada y tiene un aspecto visual de un colorido asombroso. 

En esta película adopta el tono del cuento o la fábula para retratar la situación desesperada de los inmigrantes. Un adolescente de color consigue esquivar un control policial en el puerto de Le Havre en el que es detenida su familia. Solo y sin ningún tipo de sustento, sólo puede sobrevivir gracias a la ayuda de André, un limpiabotas que vive con su mujer enferma en un barrio que se vuelca en ayudar al chico. El director intenta concienciarnos de la dureza de la realidad a través de una visión utópica en la que todos actúan desde una moralidad exquisita. Incluso el inspector de policía es un personaje increíble en su bondad, capaz de dar la espalda a su oficio y a sus compañeros para ayudar a que el chico consiga escapar. El riesgo está en que este recurso irónico pueda parecer escapismo o buenismo. 

En todo caso, me ha costado involucrarme con una historia en la que los personajes parecen seres sin ningún vigor, inmóviles, cuyas frases de guión suenan artificiosas. Como ocurre con el teatro épico de Bretch, el cine de Kaurismäki no pretende conmover al público, sino hacerle pensar. Por un lado se elimina de manera premeditada la naturalidad con la intención de que el espectador no se involucre tanto como para no poder reflexionar sobre lo que ve desde una distancia adecuada. Por otro lado se evita todo lo que pueda conducir a la emotividad. Y lo que queda es sin duda interesante y comprometido, pero le falta pasión, le falta esa palpitación que sólo puede darse desde las entrañas de los sentimintos más profundos.

martes, 3 de julio de 2012

Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres

The girl with the dragon tatoo.
David Fincher, 2011.

Para disfrutar plenamente de este thriller es conveniente no haber leído la novela en la que se basa, ni haber visto la versión europea, Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009). Así se mantendrá el factor sorpresa. David Fincher, uno de los directores más interesantes del último cine estadounidense, revolucionó el género con filmes como Seven (1995), copiado hasta el agotamiento, o la más reciente Zodiac (2007). Ahora retoma la historia de Stieg Larsson, una novela negra con los elementos tenebrosos suficientes para que Fincher se interese por llevarla al cine. El mal, la violencia y los aspectos más oscuros del hombre son temas que pueblan una obra áspera y nada complaciente a pesar de utilizar una estructura narrativa clásica. 

Un periodista, interpretado por un solvente Daniel Craig, es contratado por un adinerado empresario para que investigue la desaparición de una sobrina suya hace muchos años. Le acompañará en este trabajo una joven y siniestra hacker, interpretada por la magnífica Rooney Mara que encarna uno de los personajes más fascinantes que se han encontrado en este género en los últimos años. La química que hay entre los dos protagonistas es razón suficiente para dejarse seducir por esta película. Pero además encontraremos momentos de gran tensión en los que Fincher demuestra su maestría para dar realismo y fuerza a las secuencias más violentas.