miércoles, 6 de junio de 2012

Declaración de Guerra

La guerre est déclarée
Valérie Donzelli, 2011

Con los tiempos que corren a poca gente le apetece ver dramas con historias trágicas, bastante negro está el panorama real. De ahí que últimamente se haya asentado en las salas un cine más escapista, basado en ficciones que transcurren en mundos imaginarios, personajes con superpoderes que todo lo pueden arreglar o cuentos de final feliz. Por otro lado, los dramas que se hacen un hueco entre tanta fantasía suelen buscar el sentimentalismo fácil para provocar emociones lacrimosas en el público, o bien abusan del tono pesimista y tristón que no abre ninguna puerta a la esperanza. Pero tanto una como otra, son opciones artificiosas, que al fin y al cabo no reflejan la complejidad de la realidad. Esta película no cae en ninguna de estas trampas, a pesar de la tragedia a la que tienen que enfrentarse los protagonistas, y consigue evitar tanto el sentimentalismo barato como la desesperación. 

 
Una pareja joven tiene un hijo al que le diagnostican un cáncer cerebral. El golpe inicial de la noticia da paso a una vorágine de visitas a médicos, noches sin dormir en hospitales, incógnitas y miedos. Pero fundamentalmente hay una voluntad de salir adelante, de aceptar una situación difícil y luchar sin renunciar a la felicidad. Este positivismo no surge de ningún tipo de moralina o intención aleccionadora de sus autores, sino de la querencia de contar una historia lo más cerca posible de lo vivido por los dos responsables de la película, la directora Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm, pareja en la pantalla y en la vida real que, además de actuar, también son los guionistas. La emoción que fluye a lo largo de la película parte de una honestidad sin pretensiones, que desarma al espectador y le permite conectar con unos personajes reales y cercanos.


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