miércoles, 16 de enero de 2013

A Roma Con Amor

To Rome with Love
Woody Allen, 2012




Desde que Woody Allen hace películas como excusa para hacer turismo y pasar buenos ratos en compañía de su familia, su cine se ha reblandecido, ha perdido su fuerza. Sus últimas películas siguen tratando los mismos temas y sus personajes continúan deambulando en un laberinto de pasiones muy reconocibles, pero todo ha tomado un cariz más artificioso, menos punzante. Ahora parece que el genial director se ha pasado a los cuentos, a las fábulas inocuas, donde nada se pone en juego, simplemente observamos a sus criaturas flotar por ambientes de ensueño, como si ya no fuesen a sentir dolor. El sufrimiento escondido detrás de esa mirada irónica de antaño se ha ido transformando en un paseo por recuerdos edulcorados. De ahí ese personaje maduro, el arquitecto que se reencuentra con su álter ego y observa con resignación lo que le ocurre. La película es entretenida pero se echa en falta el sarcasmo más ácido de un cirujano que ya no quiere que le salpique la sangre.

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