jueves, 22 de septiembre de 2011

Tres Dies Amb La Família

Mar Coll, 2009.

Cuando se abordan temas tan trillados, como en este caso las relaciones familiares, se puede caer en la trampa del lugar común o de un costumbrismo aburrido y predecible. Aquí, sin embargo, se ha hecho desde la sinceridad y la honestidad, y estamos ante una película cuanto menos interesante y emotiva. 

Mar Coll nos muestra a una familia catalana reunida durante unos días por causa de la muerte del patriarca. La celebración del funeral y el reparto de la herencia son las excusas que sirven a la directora para diseccionar el cuerpo enfermo de la unidad familiar. La nieta, una joven estudiante de ingeniería que vive en Francia y que pretende montar un bar con su novio, se encuentra en un momento de inflexión. Las decisiones que tome pueden marcar el rumbo de su vida y no se siente respaldada por sus padres que a su vez están inmersos en una separación llena de ambigüedades y de mentiras. Por un lado no quiere continuar con sus estudios, por el otro cuestiona los frágiles lazos que mantiene con su novio y, por lo tanto, su arriesgada aventura en otro país. Las dudas, los silencios, la incomunicación van mermando el ánimo de la joven que observa desde el desagrado la hipocresía de una familia con sus miserias enterradas bajo una superficie de falsa armonía y estatus acomodado. Pronto salen a flote los conflictos, y las peleas hacen explotar la sinceridad con fuerza. Después del fragor de la batalla queda la aceptación de los defectos propios y ajenos. La comunicación familiar se restablece y llega la redención. El refugio en el que todos queremos calentarnos vuelve a parecer acogedor.

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