miércoles, 12 de octubre de 2011

13 asesinos

Takashi Miike, 2010. 

Takashi Miike es un director de culto japonés habitual en el festival de Sitges y admirado por su capacidad para mezclar géneros. Suya es la película Ichi the killer (2001) donde combina el cine yakuza con el de terror. En sus películas siempre hay un personaje perturbado que tiene tendencia al sadismo. También en esta película existe un representante de la maldad más extrema. Aquí Miike se adentra en el género de los samuráis para contarnos la historia de un grupo de estos fieles sirvientes que reciben el peligroso encargo de acabar con la vida del hermano del sogún, cuya cruenta y sanguinaria personalidad está llevando a los distintos clanes al borde del caos y la guerra. 


La película, con ecos del cine de Kurosawa, especialmente Los siete samuráis (1954), se divide en dos partes. En la primera, que empieza con un truculento haraquiri, se despliegan las redes del poder y se muestra en toda su crudeza la barbarie de la que es capaz Naritsuguru, hermano del sogún. Sus excesos provocan un torbelino de confabulaciones para terminar con él. Shimada es el encargado de formar un grupo de samuráis que intentarán dar caza al sanguinario señor.

En la segunda parte asistimos a una épica batalla en un poblado que dura cuarenta minutos de cruce de espadas, explosiones y trampas mortíferas. A pesar de que esta parte hará las delicias de los amantes del cine de acción, en la primera parte se encuentran los momentos de mayor madurez y profundidad. Es en esta radiografía de lo más tenebroso y violento del ser humano donde reside el mayor logro de este director que no escatima en imágenes sangrientas.

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