jueves, 8 de marzo de 2012

El Resplandor

The Shinning
Stanley Kubrick, 1980


Con la ceremonia de los Oscar todavía reciente, es conveniente recordar que Stanley Kubrick nunca recibió un Oscar al mejor director. Tampoco Charlie Chaplin, ni Orson Welles, ni Alfred Hitchcock, ni Fritz Lang, ni un largo etcétera de directores ninguneados por la Academy simplemente por ser rebeldes, por defender su independencia artística. Por otro lado, las últimas ganadoras de la estatuilla a la Mejor Película puede que sean obras apreciables, pero resulta discutible si son las que pasarán a la historia frente a otras obras más valientes y complejas como The Tree Of Life (Terrence Malick, 2011), por poner un ejemplo de este año. Pero ese es otro tema. 


Kubrick está en el Olimpo de los mejores directores de la historia del cine, pero en su día no fue comprendido por el público, ni valorado por la crítica. 2001: A Space Odyssey(1968) fue tachada de aburrida y hermética, A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica, 1971) fue atacada por puritanos y conservadores, Barry Lyndon (1975) fue un total fiasco comercial que puso en una delicada situación la independencia del genial director. Precisamente para recuperarse del batacazo que supuso esta última, Kubrick abordó un proyecto que parecía más acorde a los gustos del público de la época, una película de terror, basada en una obra de Stephen King, The Shining. Stanley prefería adaptar obras mediocres para poder mejorarlas con un trabajo intenso de documentación y añadiendo su toque personal. Aunque a simple vista, pueda parecer una de las películas más convencionales del meticuloso y perfeccionista director, en realidad se trata de una de sus obras más personales. 

Todo el mundo conoce la historia, esos fantasmas que regresan una y otra vez para hacer cumplir la maldición del hotel Overlook, construido sobre un cementerio indígena. Pero a los motivos sobrenaturales, fantasiosos, y que sirven para hablar sobre la muerte y el más allá, se unen otros más mundanos, y de hecho, más significativos. Las relaciones familiares forman una pieza clave en esta obra magistral. Freud es una importante referencia para definir los personajes y sus conflictos, e incluso para buscar el tono siniestro de la película. Kubrick estudió un ensayo del arquitecto del psicoanálisis sobre el tema, Das Umheimliche (Lo Ominoso, 1919). Además, el famoso complejo de Edipo está latente en una familia donde el personaje del padre, Jack Torrance, un escritor que ha superado sus problemas con el alcohol, se siente amenazado por su propio hijo, Danny, al que golpea y lesiona accidentalmente. Danny, a su vez, será el que conducirá a su padre poseído por el maléfico espíritu del hotel a la muerte, haciéndose patente uno de los elementos que componen el propio Edipo, es decir el deseo de la muerte del padre para ocupar su lugar. 

 
Pero la complejidad de la película no acaba ahí, Kubrick despliega un imaginario que toca en el hueso del inconsciente colectivo. La eternidad reflejada en ese mundo de fantasmas que perviven en el hotel, los poderes paranormales como la telepatía de algunos personajes, la simetría en todos los decorados como por ejemplo en el laberinto que a su vez funciona como resonancia mítica, los dobles en esas gemelas siniestras, en el camarero que hace las veces de alter ego de Jack o en el dedo de Danny que habla para expresar lo que él no puede, el arte como proceso catártico expresado en un escritor incapaz de dar rienda suelta a su creatividad, lo que causa su caída. Todo forma parte de un entramado que prefigura una obra de una potencia visual y sugestiva asombrosas. 


Hay también muchas curiosidades que rodean a The Shining. La habitación donde se esconde un poder maléfico, en el libro era la número 217, que en la película se cambió a la 237, para que el hotel que sale en la película pudiera seguir utilizándola para sus clientes. En cuanto a la actriz, Shelley Duvall, pasó un rodaje infernal debido a los reproches y presiones del director que le hacía repetir una y otra vez hasta conseguir lo que quería. Jack Nicholson no entendía por qué había escogido a esa actriz. Kubrick le contó que tenía que ser creíble el hecho de que una mujer no abandonase a un marido con tantos defectos. Y por eso había escogido una chica rara y con poco carácter. Hay otras curiosidades respecto al guión original. Por ejemplo, se eliminó una escena en la que el director del hotel iba a visitar a Danny al hospital y le entregaba la pelota que había rodado sola hasta el niño asustado. Eso daba a entender que el director estaba al tanto de todo lo que iba a pasar. 


Para terminar, Kubrick mantiene las líneas que han marcado sus obras y reflexiona también sobre el desmoronamiento de la civilización, representada aquí en la institución de la familia. También vemos reflejado el determinismo al que se ve sometido el ser humano, como si su destino estuviera escrito de una manera trágica. Así lo quiere expresar con esa imagen última de la película en la que vemos a Jack formar parte de una fotografía tomada en el hotel en 1929. La historia se repite, la maldición como un eterno retorno.

2 comentarios:

  1. Wow no tenía idea de que esos directores nunca recibieron el Oscar, qué gran error, son de los más icónicos del cine... En El resplandor desde Scatman Crothers hasta Jack Nicholson son muy buenos personajes, Kubrick logró que personajes no tan importantes fueran necesarios, es una gran película.

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  2. Hola Dulce.

    El tiempo es mucho mejor juez que los académicos.
    Por cierto, gracias por despertar el blog. Lo tengo un poco abandonado últimamente...

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