miércoles, 22 de mayo de 2013

A propósito de Schmidt

About Schmidt
Alexander Payne, 2002


Me ha gustado mucho. Alexander Payne no tiene piedad, es un puto genio. Si en Election (1999) hacía una radiografía cruel de la educación secundaria, aquí se pone los guantes de látex y coge el escalpelo para diseccionar la jubilación y el vacío existencial que trae consigo. Puede que su mirada cáustica se halla ido suavizando con el tiempo y en sus siguientes películas Entre Copas (2004) y Los Descendientes (2011) muestra una cercanía mayor con sus personajes, ridiculizándolos menos, dejando sitio para la redención. Pero la acidez con la que ataca los pilares de la sociedad occidental en sus primeras películas es muuuuy divertida y acertada.


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