viernes, 10 de febrero de 2012

Drive

Nicolas Winding Refn, 2011.

Al igual que pasaba en su película anterior, la también reseñada en este blog Valhalla Rising (2009), en Drive el protagonista es un (anti)héroe taciturno, de pocas palabras, violento, pero capaz de sacrificar su propia vida para proteger a seres indefensos. En aquella, el guerrero de un solo ojo protegía a un muchacho, en ésta el protagonista lucha por una mujer y su hijo pequeño. Con una puesta en escena original y atractiva, y una estupenda banda sonora, el director danés nos cuenta la historia de un especialista de cine que además de rodar escenas de acción con coches, trabaja en un taller y, ocasionalmente, acepta encargos de conductor para sacar a delincuentes y mafiosos de la escena del crimen. Al intentar ayudar al marido ex convicto de su vecina, con la que ha establecido una relación sentimental, se ve inmerso en un asunto feo con la mafia. 

Nicolas utiliza los códigos del género con gran soltura y sabe llevarlo a su terreno para construir una obra personal. Su protagonista vuelve a ser un joven solitario e introvertido, cuyo comportamiento, en los márgenes de la sociedad, es éticamente dudoso, pero, al mismo tiempo, loable, al ponerse del lado de los débiles. Su aparente frialdad y tranquilidad contrastan con las explosiones de violencia sanguinaria que no es capaz de controlar y que son al mismo tiempo, su salvación inmediata y su condena futura. La cazadora que lleva con un escorpión bordado en la espalda marca el destino trágico que le espera. El mismo que el de la fábula del escorpión y la rana, mencionada por uno de los personajes. Y es que el director parece convencido de la cita de Heráclito, "el carácter es el destino".  

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