sábado, 13 de abril de 2013

La Noche Más Oscura

Zero Dark Thirty
Kathryn Bigelow, 2012

En un año en el que el cine americano ha puesto su mirada en la historia de su país, desde los tiempos de la esclavitud (Django Desencadenado, Lincoln) hasta la caza y muerte de Osama Bin Laden de esta película, podemos decir que ha sido un año fructífero en lo cinematográfico. 

La nada complaciente obra que ha realizado Bigelow, autora de la menos interesante En Tierra Hostil (2008), nos sumerge en los entresijos de la investigación que llevará a la muerte del hombre más buscado desde el atentado de las Torres Gemelas. 

Lo sorprendente de esta historia es cómo está contada. Dejando a un lado el patriotismo autosatisfecho, la directora muestra una visión agridulce sobre una victoria cuestionable. Los métodos utilizados incluyen la tortura, negada por las altas esferas, y asumida como inevitable entre los que entregan su tiempo a la paciente búsqueda de pistas que den con Bin Laden. Esta búsqueda frustrante parece una empresa imposible, una quimera que conforme pasa el tiempo se cobra víctimas y provoca abandonos. 


El asalto a la casa donde se esconde el terrorista es de una violencia despojada de toda piedad, fría y mecánica. Es en este asalto, que se despliega durante la última media hora, donde se concentra lo mejor de la película. Filmado con cámaras de visión nocturna, alcanza unos niveles de tensión magistrales. La crueldad con la que se ejecuta a todos los miembros de la familia que allí residen tiene algo de horror moderno. El verismo con el que nos muestra lo que acontece nos traslada a lugares profundos de la historia más oscura de nuestros tiempos. Y así comprendemos esa imagen de la cúpula de la administración de Obama mientras contemplan estupefactos lo que está sucediendo. Es el plano y el contraplano de un momento histórico tan anhelado como, finalmente, irrelevante.




No hay comentarios:

Publicar un comentario