miércoles, 16 de febrero de 2011

La danse - Le ballet de l'Opéra de Paris

Frederick Wiseman, 2009.

Va por delante que esta peli no es apta para los que buscan emociones fuertes. No es Cisne Negro (Darren Aronofsky, 2010). Es danza, reuniones, danza, pasillos, danza, operarios limpiando, danza... En el programa de televisión Fama por lo menos se pone a parir de vez en cuando a los vanidosos bailarines. Dicho esto, hay que reconocer que la película atrapa en ese mundo elitista en el que nos sumerge. 

Wiseman es un documentalista americano muy valorado por la crítica internacional y olvidado hasta ahora por la distribución española. Lleva muchos años siendo fiel a un estilo personal que lo ha llevado a diseccionar distintas instituciones. Su forma de entender el documental pasa por descubrir la obra a lo largo del rodaje y durante la edición. Graba las imágenes desde la sombra, no interviene en la acción que se desarrolla a su alrededor. Eso sí, se mantiene revoloteando como una mosca alrededor de los protagonistas (a su estilo lo llaman "fly on the wall") y captura todo lo que ocurre con su cámara. Lo sorprendente es que su intromisión no parece importar ni afectar a ninguno de los protagonistas, que actúan y hablan como si no hubiese una cámara presente. Esa es la gran virtud de este documentalista, que es capaz de desaparecer, de hacerse invisible y no interferir en lo que ocurre delante de su equipo de grabación. En este documental rodó 130 horas durante la primavera de 2007. El trabajo de edición y montaje le llevó un año, tiempo durante el que seleccionó y reflexionó sobre cómo iba a ser su película, buscó la estructura dramática y le dio el ritmo adecuado. Aunque parezca que no hay ningún hilo argumental, que las imágenes se suceden aleatoriamente, el director americano asegura que hay un armazón narrativo muy bien estructurado. Bien, él sabe más que nosotros. El resultado es un documental que se adentra en una de las instituciones culturales más importantes de Francia, la Ópera de Paris.



Wiseman siempre ha sido un fan de la danza y ya había realizado un documental sobre este mundo tan hermético de la alta cultura en su país natal. En esta ocasión recorre todos los rincones del palacio de la Ópera de París, desde los sótanos hasta los tejados, y filma todo lo que ocurre en los despachos de administración, en las distintas salas de ensayos, en los talleres y en el escenario. La actividad no cesa en ningún momento y somos testigos privilegiados de una forma de trabajar que ha llevado a la compañía a lo más alto de la danza a nivel mundial. Así nos podemos sentir como uno de los benefactores de los que se habla en una reunión en la que se prepara una recepción con visita a los ensayos. De hecho, nos enteramos de que uno de los contribuyentes es precisamente Lehman Brothers, cuando todavía era importante en el entramado financiero que se estaba derrumbando. El espectador se situa desde una posición privilegiada para observar cómo las grandes figuras de la danza trabajan hasta el tedio para perfeccionar cada detalle, cada movimiento, dentro de la obra que van a representar. 

El director se interesa por el trabajo prosaico que hay detrás de un resultado poético. El arte como work in progress. También el trabajo de Wiseman es una obra en construcción, donde lo que interesa es el proceso, la búsqueda. En esto comparte la filosofía de Pedro Costa, cuyo documental del mismo año, Ne Change Rien, también muestra los repetitivos ensayos de otra artista, la cantante Jeanne Balibar. Aquí se exhibe todo lo mundano y aburrido que rodea a la institución en estudio, los operarios, el servicio de limpieza, las discusiones sobre las jubilaciones de los bailarines. Prosa dentro de las tripas de la poesía. No hay nada de romántico en las repeticiones de los movimientos que realizan las estrellas de la danza, aunque la belleza plástica de los cuerpos en movimiento es innegable. Es en esa tensión que se produce entre el arte y el trabajo previo en donde se situa la mirada del documentalista para construir un testimonio sobre unos seres que luchan por vencer las leyes de la gravedad y crear magia con sus movimientos.

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