jueves, 12 de enero de 2012

Red State

Kevin Smith, 2011.


El director de comedias tan irreverentes como Clerks (1994) y Chasing Amy (1997) cambia de registro en esta película premiada en Sitges que, aunque sufre algunos excesos, resulta apreciable. La historia de unos chicos que acaban en manos de los miembros de una secta religiosa fanática tiene los ingredientes necesarios para mantenerte pegado a la butaca hasta el final. 

Lo que empieza como una comedia gamberra de adolescentes hormonados, pronto se torna en una pesadilla, manteniendo, eso sí, un punto de vista mezcla de distante mordacidad e infantil travesura. Con resonancias de la matanza de Waco, Texas, la película tiene buenas dosis de la ironía y socarronería de las mejores obras de su director, manteniendo un acertado balance con el género de terror. Sin embargo, hay momentos en los que los comportamientos de los personajes son poco creíbles, como esos policías violentos y descerebrados hasta el ridículo. No ocurre lo mismo con el líder de la secta, interpretado por un sobresaliente Michael Parks, y cuyo fundamentalismo psicótico da lugar a las mejores secuencias de la película. Por otro lado, el final apocalíptico busca la sorpresa, aunque tiene algo de broma simplona y deja insatisfecho.

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