miércoles, 11 de mayo de 2011

Carlos

Oliver Assayas, 2010.

Ahora que el terrorismo internacional está en boca de todos con la caza y muerte de Bin Laden, resulta oportuno revisar la figura de otro terrorista que en su día también era el enemigo público número uno. Oliver Assayas, el director de la muy interesante L'heure d'été (2008) investigó durante tiempo sobre la figura de Ilich Ramírez Sánchez, conocido como Carlos "El Chacal", para rodar una serie de televisión de seis horas que, a su vez, ha dado lugar a esta película de casi tres horas. Esta se divide en una serie de bloques, al estilo de las dos partes del Che (Steven Soderbergh, 2008) con la que comparte algunas similitudes. Aquí se narran distintos momentos clave de la actividad de Carlos como miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Nada se cuenta de sus primeros años de entrenamiento en técnicas de guerrilla. El primer golpe que vemos es el intento de asesinato de un hombre de negocios judío y sionista. A partir de aquí se recorre su trayectoria ascendente hasta alcanzar gran notoriedad con el secuestro de varios miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en Viena, 1975. Convertido en una estrella mediática, es expulsado del FPLP por no seguir las instrucciones de su líder Haddad. Carlos aceptó un importante rescate en vez de ejecutar a dos representantes iraníes tal y como estaba planeado. 

Ilich es mostrado como un hombre violento pero de buenos modales y con una alta autoestima que no va acorde con su inteligencia mediocre. Su personaje es vanidoso, mujeriego, propenso a los vicios y capaz de traicionar sus ideales por una buena suma de dinero. También queda patente su decadencia progresiva. Le vemos empezar lleno de ideales revolucionarios, mezcla del islam con el marxismo, y en un estado de forma excelente, lleno de vigor juvenil, para con el paso del tiempo terminar sucumbiendo a una evidente degradación moral y física. De hecho, el propio Ilich, encarcelado todavía en Francia, ha renegado de la película. 

El director siempre se ha interesado por la globalización y aquí analiza la complejidad de la política mundial y cómo Carlos, en su revolución armada, estableció contactos con distintos grupos internacionales, entre los que se encuentra ETA, aunque esto sólo se ve en la versión completa de la serie.  El estilo de Assayas es directo y realista, su esfuerzo por reconstruir de manera fidedigna el periplo del terrorista le llevó a filmar en varios países y usando varias lenguas distintas entre las que se encuentran el español, el francés, el inglés y el árabe, creando la sensación de estar en un mundo pequeño. Por otro lado, la atmósfera de las décadas que abarcaron las actividades de Carlos es acompañada por una excelente banda sonora que incluye música de grupos como New Order o Wire. El resultado es una película muy interesante, con un ritmo trepidante y que profundiza con seriedad en una figura llena de aristas.

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