jueves, 31 de marzo de 2011

Whatever Works

Woody Allen, 2009.

Que Woody Allen se repite en las temáticas de sus películas es bien sabido. Pero siempre es capaz de sorprendernos con su profundo conocimiento del ser humano, con su visión socarrona y, en ocasiones pesimista, de las relaciones de pareja. Y no hay nada más divertido que ver reflejadas nuestras miserias desde una perspectiva llena de humor e ironía. Nadie habla de la muerte, la decadencia, la incapacidad de establecer lazos de amor verdadero, la hipocresía y las patologías mentales con la gracia con que lo hace Allen. 

Sus personajes son ridículos, a veces patéticos, seres perdidos en una soledad incurable, pero capaces de encontrar la redención, temporal al menos, en aventuras de exploración y comprensión del otro. Incluso puede que se enamoren justo de las personas con las que menos compatibilidades parecen tener. Eso es exactamente lo que ocurre en esta historia. 

Un intelectual huraño y quejumbroso acepta a regañadientes acoger en su casa a una joven vagabunda que lo asalta en la puerta de su casa. La chica es físicamente atractiva, pero es ingenua y bastante cortita. Seducida por la inteligencia superior de su huésped confiesa pronto lo que ella considera como amor, cuando simplemente es admiración. Pero el roce hace el cariño, y acaban casados. Lo demás es lo de siempre en el cine de Allen, infidelidades, discusiones y separaciones. Pero lo de siempre, cuando es de este director, es siempre nuevo y divertido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario