sábado, 15 de enero de 2011

Cyrus

Jay Duplass, Mark Duplass, 2010.


John es un hombre maduro con poca vida social, exceptuando la amistad que mantiene con su ex mujer que le abandonó siete años antes. Ella va a casarse y John se lanza a la búsqueda de un reemplazo para su única amiga y, así, mitigar su soledad. En una fiesta en la que demuestra su torpeza en el arte de la seducción, consigue milagrosamente captar la atención de una guapa mujer llamada Molly, estupenda Marisa Tomei, con la que se acuesta esa misma noche. En ella ve su última oportunidad de alcanzar el amor y se lanza como un kamikaze a por su conquista. El celo que pone en ello llega a ser obsesivo y no pone reparos en seguirla hasta su casa e inmiscuirse en su vida. En su camino hacia la posesión del objeto deseado, se interpone el hijo adulto de Molly, Cyrus, que mantiene una estrecha y enfermiza relación con su madre. Los lazos de dependencia que han tejido madre e hijo los mantienen aislados y John es un intruso en el viciado mundo en el que conviven. 

Los dos personajes masculinos, en lucha por la mujer amada, se enfrentan en una batalla obsesiva que resulta ridículamente cómica. Sin embargo, la historia sobre este extraño trío no logra despegar más allá de lo previsible y acaba manteniéndose en terrenos seguros, asépticos y limpios a pesar de su aparente incorrección, lejos de los rincones oscuros y turbulentos en los que se podría adentrar si llevase hasta las últimas consecuencias sus premisas. Los hermanos Duplass parecen dudar y se decantan por el lado más amable de la comedia, inocua dentro de su transgresión, para poder llegar a más público. Hay momentos bochornosos, como en la romántica boda de la ex mujer, en la que John y Molly se agarran de la mano cuando sus amigos se besan en el altar, cayendo en el tópico más empalagoso. 

Igual que pasa con The Kids Are All Right, la intención no es bucear en el lado oscuro y disfuncional de las relaciones familiares, sino crear un producto con formato de cine independiente "Sundance". Una pena, porque la temática que trata es atractiva, los actores realizan un trabajo magnífico y el humor está dosificado de manera sutil. Pero el resultado, aunque por encima de la media, no deja de ser un producto de entretenimiento más.



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