lunes, 3 de enero de 2011

Todas las Canciones Hablan de Mí

Jonás Trueba, 2010.

Aunque el hijo de Fernando Trueba, sobrino de David Trueba y, hasta que se separaron, de Ariadna Gil (¡qué tía más guapa!), se esfuerce por negar, o al menos suavizar, sus dejes intelectuales y su estilo afrancesado, lo cierto es que su ópera prima es menos fresca que la de su padre, que en los años ochenta hizo la que sería su mejor película. Con influencias del cine de la nouvelle vague (principalmente Truffaut, admiración que debe venir de familia), Jonás nos relata la historia de un joven melancólico, Ramiro Lastra, que, como su apellido indica, vive lastrado por un pasado que le impide pasar página. Ramiro intenta superar la ruptura con la que ha sido su novia durante seis años y de la que sigue estando enamorado. Los motivos de la separación son difusos, quizás el aburrimiento o simplemente la curiosidad de vivir otras experiencias, cumplir deseos latentes apartados durante la relación.

El chico estudió Filología Hispánica y trabaja en la librería de su tío que más tarde le propone publicar un libro de poemas (difícil no sacar paralelismos con el apadrinamiento del propio director). Pasea por las calles de un Madrid retratado voluntariosamente mientras es seducido por otras chicas con las que tiene aventuras banales que no le expulsan de su burbuja melancólica. Las actuaciones de sus dos protagonistas principales destacan por su naturalidad, los diálogos son de andar por las aceras de la capital y las digresiones culturales, literarias o musicales, no resultan demasiado pedantes. La poesía de Pessoa, la música de Vegas o Battiato, sirven de vehículo transmisor de unos sentimientos que permanecen enquistados en el protagonista. Hay momentos en los que la película parece inmovilizada en un corsé hecho a la medida del cine al que reverencia y en los que no consigue respirar por sí misma. En todo caso, la ironía y el humor, tan sutiles en algunas escenas, deberían desplegarse sin complejos. ¿O acaso no hay nada más parodiable que un joven ensimismado tomándose en serio? A pesar de todo, el final es memorable, con una confesión de una sinceridad desarmante y que acompañada por la música de The Bad Plus nos sumerge en uno de los instantes más emotivos vistos en el cine español reciente.

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